La vuelta de América del Sur / Le tour de l'Amérique du Sud de Marianella et Guillaume!

La vuelta de América del Sur / Le tour de l'Amérique du Sud
de Marianella & Guillaume!

mardi 10 mai 2011

BRASIL / BRESIL : Parque Nacional Chapada Diamantina - Cachoeira do Buracão


EN ESPAÑOL:
Todo lo que podamos decir acerca de este lugar se quedará corto,… son pocas las palabras y muchos adjetivos a su vez los que pueden describir lo mágico de este pequeño rincón de la naturaleza. Inolvidable!
Para llegar aquí fue relativamente sencillo: bus de Lençois hasta Barra de Estiva (4 horas), y otro hasta Ibicoara (1h30). Difícil sería salir de aquí, de este pueblito perdido en un huequito del mundo… más de 25 horas en bus, luego les contaremos!!!
Llegamos a Ibicoara cerca de las 5:30 p.m., un poco antes que la luz el sol se acabase, así que buscamos rapidísimo una posada (extra barata por cierto, tuvimos suerte!), y nos fuimos al pueblo a buscar un guía que nos pudiese llevar al día siguiente a la excursión. La agencia de turismo más cercana cerrada,… preguntamos en la peluquería justo al lado, al único peluquero que estaba en plena ejecución de un corte masculino si sabía dónde podíamos contactar un guía y nos respondió:
-Aquí mismo es!!
* En serio señor, aquí?
-Sí, conmigo es!
* Con usted? … OK, por qué no, original, guía y peluquero, genial!
En realidad nos estaba hablando en brasilero incomprensible para nosotros y nos indicó de esperar un momento mientras contactaba a su hermano que era guía de la región y sería él quien nos podía llevar. Esperamos y en menos de 5 minutos apareció Chico, un garoto súper simpático que nos explicó en un brasilero aún más difícil para nosotros, en qué consistía la excursión, duración, lo que veríamos, lo que haríamos,… yo sentía que me estaban hablando en bla bla bla bla bla de pana que no se entiende casi nada!!!! Resumimos nuestro monólogo a precios. La tarifa de guía accesible, estábamos contentos porque no saldría tan cara, pero siempre hay un pero,… el transporte. Si nos íbamos en moto había que pagarle a otro guía adicional para que manejara la segunda moto, si nos íbamos en carro, el precio del transporte era más del doble del precio de la excursión, y como éramos tan sólo Guille y yo, no podíamos compartir los gastos del transporte con alguien más, …. Tratamos de buscar una solución y al final le explicamos a Chico en portuñol que no éramos turistas difíciles, que no necesitábamos un transporte lujoso para llegar hasta la entrada del camino, si él no tenía un amigo, con un carrito, para ganarse una plata, que si el carrito andaba era suficiente, sólo para ir y venir… ya saben por dónde me fui! Y lo logramos!!!! Jejejeje Bueno amigos, les cuento que el carrito era bien especial! Rodaba y nos llevó ida y vuelta, pero de pana que por dentro estaba todo destartaladito, pero bueno, Chico se llevó a un amigo simpático también (nunca entendimos cómo se llamaba) quien además de hacernos el transporte nos acompañó durante la excusión.
En carro llegas hasta el final del camino dónde empieza una caminata de menos de 1 hora. La caminata es súper sencilla y súper agradable de hacer. Siempre vas al lado del río, siempre rodeado de vegetación, el color del agua entre marrón y roja (por lo mismo de los sedimentos y minerales – como el agua de Canaima en Venezuela, más o menos), a veces saltando una que otra piedra gigante o con la ayuda de escaleras pasando de un sitio a otro.
De pronto el camino se hace más estrecho, la vegetación más densa y empezamos a bajar, entre raíces gigantes e los árboles que parecen sacadas de un cuento de fábulas, las lianas que bajan de las copas de los árboles, el musgo verde brillante sobre las rocas que resbala si estás viendo para otro lado, el goteo del agua que cae sobre ti de cualquiera de los líquenes que rozas, el sonido del agua que es cada vez más y más fuerte, … estamos cerca, la cachoeira no la vemos, está lejos, detrás de las rocas, debemos primero atravesar el cañón, pero se escucha, fuerte, imponente, poderosa, mágica, única, …
Chico nos facilita un salvavidas para cada uno y nos dice de quedarnos en traje de baño y dejar todas nuestras cosas aquí, tenemos dos opciones: lanzarnos en el agua y nadar contra corriente por el cañón hasta llegar al gran pozo de la cachoeira o irnos por encima de la roca, caminando por el borde a lo largo de todo el cañón y luego echarnos a nadar en el pozo.
Guille se fue nadando, yo me fui a pie con la cámara entusiasmada por creer que podía tomar algunas buenas fotos. Caminar por el borde del cañón es súper resbaloso hay que ir bien agarrado y poco a poco, si te caes será obviamente en el agua, pero Xico me decía que tuviese cuidado con un golpe de roca en la cabeza,… a mi me preocupaba más caerme en el agua con la cámara de fotos! Así que le pasé la cámara a Chico y me fui caminando paso tras paso bien agarrada del borde de la roca. Por su lado Guille estaba metido en el agua bien friíta nadando contra la corriente en el cañón. Una súper experiencia sentir el ruido del agua que cae cada vez más y más fuerte y tienes ansias de llegar al pozo y poder ver la cachoeira frente a ti!
Nos quedamos sin palabras cuando por fín llegamos!
Gente qué lindo!!!!
Tomamos las fotos que pudimos porque el salpicar del agua era muy muy fuerte, no salía nada nítido y para evitar que la cámara se dañara la guardamos rápido. Las imágenes más nítidas y perfectas se nos quedaron grabadas en el corazón. Guille se fue con Xico y su amigo a hacer clavados al pie de la cachoeira, a mi me daba miedo hacer eso y me quedé en la mitad del pozo contemplando la pared de más de 80 metros completamente estriada, con un matiz de colores que cambiaba entre el ocre y marrón, el verde del musgo que se confundía con el caer del agua,… cómo decirles lo afortunados que nos sentimos al estar allí sólos perdidos en tal perfección de la naturaleza!
Nos quedamos allí media hora más o menos, regresamos nadando por el cañón (sin duda era más fácil seguir la corriente del agua) y durante el camino de regreso creo que no dejábamos de repetir una y otra vez lo bello de ese lugar. Chico nos dio algunas explicaciones y estuvo el resto del trayecto en carro habla habla y habla contándonos de todo, riéndose sólo, y de verdad que entendimos un 5% quizás, … pero fue súper agradable conocer y compartir con un guía tan chévere y espontáneo como él!!! 
Antes de llegar al pueblo nos hizo una parada súper especial – Carlos, vecino, pensamos full en ti!!!! – visitamos una fábrica artesanal de “Cachaça”, Mmmm qué rico olor!!! Apenas te aproximas un poco a la entrada el olor a caña dulce es divino!
Vimos todas las etapas del proceso de fabricación de la Cachaça, se hace con un tipo de caña llamada caña 60 (al parecer no es el mismo tipo de la caña de azúcar para hacer azúcar), extraen el zumo, lo fermentan, lo hierven y de allí pasándolo por un alambique refrescándolo con agua fría obtienen la famosa cachaça.
Carlos nos tomamos unos cuantos traguitos en tu nombre jejejeje A ver si nos hacemos unas caipirihnas cuando lleguemos!
 Pasamos en la vía por un mirador turístico que es una roca que sale como si estuviese en un gran abismo y llegamos de regreso al pueblo cerca de las 2:30 p.m. justo a tiempo para tomar el bus de las 3:00 p.m. para salir de Ibicoara.
Dios qué regreso!!!! Lamentablemente este pueblo no tiene un servicio permanente ni directo de buses para ir rápidamente a las ciudades principales, por lo que teníamos 2 opciones para regresar, primera: tomar 2 días para regresar a Lençois haciendo trayectos mínimos puesto que los horarios de buses nunca coincidían, segundo (la que hicimos): tomar un bus hasta la ciudad más cercana “Conquista” que está más hacia abajo y volver a subir para poder llegar a la ciudad de “Recife”. Esto nos tomó un gran total de … 32 horas de viaje!
Cómo decía antes, … conocer esta Cachoeira fue algo único y bien valieron la pena todas estas horas de bus.
Hasta pronto amigos!!! Gracias por seguirnos en nuestro viaje!

EN FRANÇAIS:
On n`arrivera pas à vous décrire par des mots la magie de cet endroit mais nous allons quand même vous raconter ce qu’on y a fait ! Une journée inoubliable !
Pour arriver au village d’Ibicoara ce fut relativement simple depuis Lençois. Un bus de 4h jusqu’à Barra de Estiva puis un autre de 1h30. Par contre pour repartir de ce trou perdu tout le contraire comme vous le verrez à la fin du récit...
Nous sommes arrivés à Lençois vers 5h30 de l’après-midi, juste avant que le soleil se couche et nous avons donc rapidement cherché une auberge, pour une fois pas chère du tout, avant de se mettre à la recherche d’un guide pour nous emmener à la cascade que nous voulions voir le lendemain. Nous arrivons à la seule agence de tourisme... fermée ! Nous demandons au coiffeur en plein travail juste à coté où nous pouvons trouver un guide et sa réponse fut plutôt surprenante... ``Ici même !`` ! Nous lui demandons s’il était sérieux et il nous répondit que si il pouvait nous servir de guide... Un guide-coiffeur donc... Original !
En fait il contacta son frère pour savoir si celui ci était libre le lendemain et en moins de 5 minutes notre guide était devant le salon de coiffure pour régler tous les détails du lendemain ! Notre guide s’appelait Chico, un gars super sympa mais qui parlait lui aussi aussi avec un accent incompréhensible pour nous, débutants en langue brésilienne... Il nous expliquait comment nous alloins faire l’excursion et ce que l’on entendait était en gros blablablablabla... Bref nous nous sommes contentés des détails primordiaux : prix, heure de rendez-vous, heure de retour, ... Le prix était abordable, bonne surprise, mais à condition de posséder une voiture ! Bien sûr c’était trop beau ! Il nous fallait donc soit louer une voiture soit payer un autre guide pour y aller en moto avec 2 personnes par moto... Nous nous efforçons donc alors d’expliquer dans notre « portugnol » basique que nous ne sommes pas des touristes compliqués, que nous n’avons pas besoin d’un transport de luxe mais juste de n’importe quelle chose à 4 roues qu’un ami puisse lui prêter et qui puisse nous emmener jusqu’au début du chemin et nous ramener ensuite ! Et nous avons été servis... Le lendemain matin à 7h nous sommes montés dans un véhicule d’une autre époque qu’il fallait garer en descente pour pouvoir repartir ensuite mais qui nous a permit de faire l’excursion !
Cette voiture appartenait à un pote de Chico donc qui nous a accompagné aussi mais dont nous n’avons jamais réussir à comprendre le nom même après lui avoir demandé au moins 4 fois... Aïe aïe aïe qu’est ce qu’ils parlent vite ici !
Après une heure de voiture nous entrons dans le Parc National et allons jusqu’au début du sentier menant à la « Cachoeira do Buracão », la cascade en question. Un petit chemin sympa le long d’une rivière similaire à celles que nous avons vu près de Lençois.
Soudain le chemin se fait plus étroit, avec une végétation plus dense et il commence à descendre entre des racines énormes appartenant à des arbres pleins de lianes et de mousse d’un vert éclatant, mousse se propageant aussi aux pierres du chemin rendues ainsi extra glissantes, et on reçoit sur la tête l’eau qui goutte des rochers situés plus en haut... Nous sommes proches du but ! La cascade on ne l’aperçoit pas car elle est derrière toutes ces pierres, après la traversée d’un canyon spectaculaire, mais on entend déjà sa puissance au loin...
Chico nous passe des gilets de sauvetage, on se met en maillot de bain et on laisse tout le reste dans un petit trou naturel dans une roche. 2 options s’offrent alors à nous : se mettre à l’eau et nager à contre-courant au milieu du canyon jusqu’à arriver au grand puit formé par la cascade ou y aller à pied par les rochers qui bordent le canyon.
Guillaume y va en nageant, Maria à pied avec l’appareil-photo avec l’illusion de pouvoir prendre de grands clichés. Pour y aller à pied il faut faire très attention car ça glisse énormément ! Bien sûr si on tombe ce sera dans l’eau, moindre mal, mais avec l’appareil photo à la main c’est mieux de l’éviter... En ce qui concerne la nage, l’eau est bien bien froide et le courant, faible au début, devient vite difficile à affronter... on termine donc en faisant presque du sur place mais la sensation est incroyable de se sentir tout petit entre ses 2 grandes parois, entendre le bruit de la cascade s’intensifier puis tout d’un coup le canyon s’ouvrir pour découvrir un lieu magique... Une cascade de 80m de haut et un puit circulaire entourés de parois formant un cylindre de la même hauteur que la cascade... Incroyable ! Ce lieu est un des endroits du monde où l’on peut sentir toute la force de la nature et où l’humain se sent tout petit, admiratif et se rendant compte qu’il ne pourra jamais égaler une telle perfection dans ses oeuvres.
Nous sommes donc restés sans voix pendant un bon moment... Quel spectacle !
Nous avons pris les photos qu’il était possible de prendre car l’eau jaillissait de partout et l’objectif était donc vite huminde, rendant la plupart des photos floues... Les plus jolies images nous les garderons donc en mémoire car nous ne sommes pas près d’oublier ce jour.
De l’entrée du puit tout le monde à l’eau et Guillaume est allé avec Chico et son ami sans nom le plus près du pied de la chute possible afin d’y effectuer un plongeon... Quelle force avait l’eau à cet endroit ! On ressent la même impression que lorsqu’on passe derrière le rideau d’une cascade au débit assez fort : l’air manque et l’eau arrive de partout pour te fouetter le visage... Maria quand à elle est restée au milieu du puit à admirer ce mur de 80m tout strié, avec des tons de couleurs allant de l’ocre au marron rougeâtre, et l’eau qui se confondait avec la couleur verdâtre de la mousse humide.... Nous avons vraiment une chance inestimable de pouvoir être ainsi, seuls, perdus au milieu d’une nature si parfaite !
Après une grosse demi-heure dans le puit nous sommes retouirnés à la nage par le canyon et ce fut naturellement bien plus facile avec le courant en notre faveur cette fois ! Durant le trajet de retour Chico se mit à nous donner plusieurs explications et il finit par parler tout seul et rire tout seul car ce guide n’arrêtait pas de parler et nous nous ne comprenions que quelques brides de tout ce qu’il disait... Malgré tout ce fut génial de pouvoir faire cette visite avec un guide si pontané et si sympathique !
Avant d’arriver au village nous avons fait un arrêt plus qu’intéressant... Une fabrique artisanale de Cachaça, l’alcool brésilien utilisé dans les fameuses Caipirinhas ! L’odeur en entrant dans la distillerie est incroyable... Une odeur de canne à sucre super forte et super agréable ! Nous avons donc pu voir les différentes étapes de la fabrication de cet alcool qui se fait avec une canne à sucre appelée « Caña 60 », une canne différente de la canne à sucre traditionelle d’où cette odeur si particulière. Premièrement l’extraction du jus, deuxièmement sa fermentation et troisièmement le passage par un alambique pour le faire bouillir, récupérer la vapeur et refroidir cette dernière qui donne donc la Cachaça !
Nous avons bien sûr gouté et bien que celà parait bien fort cet alcool ne fait, apparemment, « que » 20 degrés... Délicieux et en plus nous sommes repartis avec une bouteille de plus d’un litre pour nous !
Dernière étape de la journée : un point de vue touristique qui donne sur une roche extrafine au dessus du vide.
Nous arrivons à Ibicoara vers 2h30, juste le temps de prendre les sacs et de monter dans le bus de 3h, l’unique bus journalier pour sortir du village.
Ici commence un voyage interminable... Le problème est que ce village ne dispose pas de transports publics pratiques pour se rendre vers la côte et il faut donc soit prendre 2 bus de 6h en perdant une journée entre le 2 pour faire la correspondance, soit aller jusqu’à la ville la plus proche, Conquista, pour y prendre un bus vers la destination souhaitée. Nous avons choisi la seconde option et le voyage jusqu’à Recife dura quelques... 32h !
Mais comme nous l’avons signalé au début ce lieu unique mérite bien ces quelques peines! Ce qui nous restera gravé est la magie du Baracão !

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