La vuelta de América del Sur / Le tour de l'Amérique du Sud de Marianella et Guillaume!

La vuelta de América del Sur / Le tour de l'Amérique du Sud
de Marianella & Guillaume!

mardi 10 mai 2011

BRASIL / BRESIL : RECIFE, OLINDA & PORTO DE GALINHAS


EN ESPAÑOL:

Hola amigos!

Como pueden imaginarse luego de las 32 horas de bus llegamos bien cansados a Recife, eran casi las 10:30 p.m. cuando por fin el bus entró a la “rodoviária”. Supuestamente iba a llegar antes de las 8 p.m.

En ese momento la gran pregunta era: cómo íbamos a hacer para llegar hasta Olinda (la ciudad al lado de Recife) a esas horas de la noche, sin taxis en la rodoviaria, sin buses y sin metro a proximidad y en una de las ciudades más peligrosas de Brasil? Voilá! … no sé.

Nos cayó angelito del cielo! El chofer del bus nos propuso llevarnos en su carro hasta el hostal en Olinda por 50 reais. Bastante caro, pero no lo pensamos 2 veces porque además de todo lo antes mencionado se largó un palo de agua descomunal bajo el cual no hubiésemos llegado muy lejos.  

Una hora más tarde estábamos ya instalados en el hostal, con todos los pies mojados porque el río de agua para bajarse del carro era como los de Caracas!

Sábado 30 de abril, nos lanzamos a la visita de la ciudad a pie. Olinda está situada justo al lado de Recife, digamos que es la parte tranquila y colonial de Recife y en la que indudablemente es más agradable hospedarse. Caminar por el pueblo de Olinda es muy agradable, las calles son casi todas de piedras, las casitas de colores pero algo que nos llamó la atención era la falta de gente, estaba todo así desierto, no se veían muchas personas en las calles, en los negocios, en los restaurantes, dónde está la gente que vive aquí nos preguntamos más de una vez?   

De lo que me recuerdo visitamos el Mercado de Artesanato, el convento de San Francisco, la Praça de Sé, y muchas muchas iglesias que hay un poco por todas partes. Justamente al llegar al punto más alto del pueblo se puede tener una vista panorámica de la ciudad vecina de Recife. 

Aprovechamos para comernos una “tapioca” muy común en Brasil y con puestitos ambulantes que venden de todos los sabores. La tapioca en un enrolladito de harina de yuca con algo adentro, queso, jamón, camarón,… si han comido casabe crudo calientito ya saben exactamente a qué sabe.

Olinda es conocida como la ciudad del “forró”, uno de los tantos tipos de música brasileira. Bueno no podíamos perdernos de escuchar esto! En la noche nos fuimos a uno de los tantos bares que están justo al frente del hostal para ver un espectáculo de forró. Este ritmo los brasileiros lo bailan como la salsa, ¿???? Yo los veía moverse y me imaginaba cambiarles la música y bailarían exactamente con los mismos pasos y la misma cadencia. Alguien una vez me dijo que los brasileros no sabían bailar salsa, más aún, puedo decirles que aquí no hemos escuchado ni una solita vez una salsa o un merengue o un reggaeton, es normal, está en español y no entenderían a Chino y Nacho y su tucutucutu malvada! pero de igual manera, les hubiésemos cambiado la música y los pasos serían exactamente los mismos.

Algo que nos causó extremadamente risa fue que llegamos a la discoteca emparamados de agua porque estaba lloviendo full, estábamos en sandalias y cholitas respectivamente y sin embargo cuando nos acercamos a la entrada donde había ya un picotón de gente bien vestida esperando par entrar y preguntamos cuál era el espectáculo de la noche, creo que ese señor se dio cuenta de inmediato que no éramos de allí, y nos hizo una visita gratis por todos los espacios de la discoteca, igual que en Caracas verdad???

Domingo, 1ro de mayo. En este segundo día nuestro destino seria la costa, hacia las conocidas Playas de Porto Galinhas (puerto gallinas). Este nombre se debe a que en la época de la colonia cuando aún existía el mercado de esclavo traídos de Africa, a los esclavos los metían en las bodegas de los barcos escondidos y confundidos con miles de gallinas para poder así pasar los controles e introducir nuevos esclavos en Brasil.

Tomamos el bus en la mañana desde Recife y llegamos a la playa cerca de las 3 de la tarde. Nos fuimos hasta el pueblo vecino de puerto gallinas llamado “Maracaipe” y allí nos instalamos en el camping, éramos los únicos así que podíamos estar tranquilos, calma garantizada en la playita. Lamentablemente en estos 2 días que pasamos aquí el tiempo estuvo de mal en peor. No vimos casi nunca un rayito de sol. Tuvimos lluvia prácticamente las 24 horas del día y en nuestra segunda noche vivimos literalmente una tormenta tropical de la cual afortunadamente nuestra carpita se salvó! En la mañana vimos por el piso los techitos de las chozitas de palma, todas destrozadas,…

En resumen fuimos para Porto Galinhas para ver todas las “gallinas” en madera que hay colocadas un poco por todas partes del pueblo, señalando negocios, direcciones, etc. No pudimos bañarnos en el mar por mucho tiempo, estaba sucio y sumamente revuelto con las olas grandísimas, imposible para hacer snorkeling, una de las actividades más populares allí. Nos sentimos súper frustrados por habernos trasladado hasta allá y no haber podido disfrutar cómo se debía en este lugar tan bonito! Pero bueno,... cosas del viaje no?

Martes de 3 mayo, retomamos el bus para regresar a Recife, recuperar nuestras cosas y salir directo a la rodoviaria para el bus de noche que nos llevaría más hacia el norte de Brasil: Fortaleza.

Decidimos no quedarnos una noche más para visitar Recife, con lo que vimos en el bus con todas las vueltas que dimos nos fue suficiente, ... una ciudad bastante fea e increíblemente sucia.


EN FRANCAIS:

De retour su la côte brésilienne, un peu plus au Nord cette fois puisqu’on arrive à Recife. Comme vous l’imaginez après 32h de bus on arrive plutôt fatigués et en en ayant un peu marre des transports surtout quand il est 22h30, que le bus est arrivé avec plus de 2h de reatrd et qu’on sort de la gare routière sous une pluie torrentielle !

En plus à cette heure plus le temps de prendre le métro puis le bus pour se rendre à Olinda où nous voulions aller, une petite ville à 6km de Recife, et où il est plutôt recommandable de se loger car Recife craint pas mal selon nos infos. On est donc plutôt dans l’expectative, réfléchissant aux différentes solutions s’offrant à nous et en cherchant une sûre sans pour autant être hors de prix...

Encore une fois nous avons eu de la chance ! Le chauffeur du bus, conscient que notre situation n’était pas facile, nous proposa de nous emmener en voiture jusqu’à l’auberge à Olinda pour 50 Reals! Pas donné certes mais moins cher que le taxi, plus rapide, sûr et pas besoin de terminer trempés jusqu’à l’os en marchant sous cette pluie ! Une heure plus tard nous étions donc déjà installés dans notre chambre, prêt à dormir pour récupérer du voyage.

Samedi 30 Avril. Nous partons à la visite de cette petite ville d’Olinda, à pied en flanant dans ses rues coloniales. Des rues sympathiques, pavées, des maisons plus ou moins colorées mais pas grand monde dans la ville... et pas mal de maisons abandonnées aussi... Où sont les gens ?

Nous sommes donc passés notamment par le marché d’artisanat, plusieurs églises en état un peu délabré, le couvent de San Francisco, le musée des Mamolengos (des marionettes typiques) et la place de Sé. En arrivant au point le plus haut du village on profite d’une vue panoramique sur la ville voisine de Recife et ses immeubles.

Nous avons profité de notre promenade pour déguster une « tapioca », très commun au Brésil et vendu par des vendeurs de rue. C’est plus ou moins une crêpe faite de farine de manioc et qu’ils vendent avec plusieurs accompagnements : jambon, fromage, coco, beurre, ... 

Lors de notre séjour à Lençois nous avions déjà pu gouter la fameuse « Feijoada », le plat national constitué d’haricots noirs, de riz, de farofa (farine de manioc frite, le pain du Brésil), de viande et de calabresa, la saucisse brésilienne typique. Le moins que l’on puisse dire c’est que l’estomac est bien rempli après ça !

Olinda est aussi connue pour être, avec Recife, la ville du « Forro », un genre musical typique du Nord-Est brésilien. Nous ne pouvions pas laisser passer l’occasion d’écouter un peu de ça ! Le soir nous sommes donc sortis dans une boîte pas loin de l’auberge où jouait justement un groupe de Forro. Finalement ce qu’on a écouté était beaucoup de bruit mais pas trop de rythme et des instruments qui ne semblent pas jouer ensemble... Peut être nous n’avons pas eu de chance avec le groupe qui sait...

Ce qui nous a bien fait rire est que nous sommes arrivés à la discothèque trempés, car il pleuvait de nouveau à seau, en tongues et en sandales mais que quand nous nous sommes approchés de la file de gens qui attendaient pour rentrer tous bien sapés, pour demander quel était le programme de la soirée le videur nous a immédiatement emmené à l’intérieur pour nous faire visiter les différentes salles de la boite ! En France ou à Caracas on se serait fait jeter direct !

Le lendemain, dimanche 1er Mai, nous prenons le bus pour « Porto de Galinhas », le port des poules littéralement, situé un peu plus au sud et réputé pour ses piscines naturelles où l’on peut faire du snorkeling avec masque et tubas.

Nous sommes arrivés vers 3h de l’après-midi et nous nous sommes directement rendus au village voisin de Maracaipe où était le camping. De nouveau nous avions le camping pour nous tous seuls, tranquilles au bord de la plage! Malheureusement pendant ces 2 jours le temps empira à chaque instant et nous n’avons même pas vu un rayon de soleil... Ce fut pluie quasiment 24h/24 et durant notre seconde nuit nous avons du faire face à une petite tempête tropicale à laquelle notre tente, recouverte d’une bâche plastique supplémentaire pour l’occasion, résista heureusement ! Le lendemain matin les petites cabanes en feuilles de palmier voisines étaient toutes à moitié détruites...

Pour résumer nous sommes donc allés à Porto de Galinhas pour voir... des poules ! Toute la ville est décorée avec des enseignes en bois représentant des poules : une poule coiffeuse, une poule qui fait de la plongée, une poule serveuse, une poule cuisto,... A signaler que le nom du village vient du fait que les bateaux d’esclaves arrivaient ici à l’époque coloniale et qu’ils amenaient également de grandes quantités de poules d’Europe, la nourriture préférée de la famille royale portugaise. Les bateaux étaient donc accueillis par ces cris « Il y a des poules dans le port ! ».

Notre séjour se résuma donc à marcher dans le village, se baigner une seule fois rapidement avant que la pluie ne revienne, et s’abriter à chaque averse... Nous avons été extrèmement déçus car nous avions hâte de mettre masques et tubas et aller voir des poissons de toutes les couleurs mais la mer était si agitée que ceci était impossible. Les aléas du voyage et du climat...

Le Mardi nous repartons vers Recife, nous récupérons les affaires que nous avions laissé à l’auberge d’Olinda et nous prenons le bus pour nous rendre encore un peu plus au Nord jusqu’à la ville de Fortaleza.

Nous n’avons donc finalement pas visité Recife car ce que l’on a pu voir du bus fut suffisant... Une ville incroyablement salle et assez moche...

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire